Con un porcentaje estimado del 90 % de todos los casos registrados de COVID-191, las zonas urbanas se han convertido en el epicentro de la pandemia. La alta concentración de habitantes y de intercambios, tanto a escala mundial como local, las hacen especialmente vulnerables a la propagación del virus. No obstante, no hay datos que sugieran una correlación entre la densidad en sí misma y una mayor transmisión de la enfermedad. Las ciudades disponen de todo lo necesario para gestionar la crisis sin perder un ápice del carácter dinámico, resiliente e innovador que tanto atrae a las personas. Para ello, se deberá recurrir, de manera consciente, al tipo de políticas que se describen más adelante, sobre todo en lo que respecta a las desigualdades, la capacidad local y la recuperación ecológica e inclusiva.
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